Después de la tormenta...

Ira se encontraba tumbado en su cama, mirando hacia el techo, con un gesto de neutralidad absoluta.

Llevaba encerrado en su habitación varios días, apenas saliendo para coger aire de vez en cuando. Sus heridas cerraban rápido, e incluso desde su punto de vista las había tenido mil veces peores, pero el choque, a pesar de haber sido retenido notablemente, había hecho que algunas de sus costillas se colocasen donde no debían, rozando sus pulmones de manera peligrosa.

Se sentó sobre el borde de la cama, apoyando los codos en cada rodilla y se frotó los ojos. Tantos días comportándose como Pereza era sumamente estresante. Suspiró varias veces. El "Jefe" aún no había dicho nada, y eso le daba muy mala espina.

Giró la cabeza hacia un pequeño espejo en la pared. Tenía vendado todo el pecho, hasta el abdómen, y alguna que otra tirita en el cuello y mejillas.

- ...Que pena doy...

A saber cuántos minutos estuvo delante de la puerta hasta decidir de una vez tocarla.
Habían pasado unos días y no paraba de recordar esa imagen en su cabeza a tal punto de fallar en su trabajo como Lujuria y recibir una advertencia en su busca.

- Esto no está bien...Bueno, no hay nada malo, es solo una visita...-le costó otro x de tiempo y tocó la puerta- ¿Se puede...? -la pregunta quedó sin sentido porque ya había entrado.

-¿Vaysh...? -veía una persona sentada en el borde de la cama y dudaba si fuera él o no.

Tensó los músculos y se giró a la entrada.
Volvió a frotarse los ojos, hasta divisar la silueta de Lilith. Suspiró, no sabiendo si aliviado o resignado.

- ¿No te han dicho que hay que tocar y esperar respuesta antes de entrar...? - Dejó la réplica en el aire, de nada servía ya. - ¿Qué quieres?

Los últimos días los había pasado bastante desconfiados. No sabía cuando aparecería el Jefe, y eso le preocupaba.

- Yo...Solo quería saber cómo te encontrabas -suspiró, sabía que ella sería una de las últimas en ser bien recibida por Ira, pero pensó que por intentarlo no perdía nada- Y saber si necesitabas algo...-intentó con su mayor esfuerzo que esa frase no sonará mal pero sin mucho éxito.

Echó un vistazo a las heridas de Vaysh y volteó la mirada a otro lugar intentando controlarse.

- B-Bueno...¡Para ti solo serán rasguños! -sonrió quitándole importancia.

Ladeó la cabeza, mirándola fijamente. Intentó ser lo menos brusco posible...cosa complicada.

- No te lo tomes a mal, estar encerrado así me pone nervioso. Si necesito algo, puedo ir yo mismo a por él. - Se puso de pie, dando a entender que no se encontraba "tan" mal.

Miró al suelo y resopló. Sus ojos prácticamente no desprendían ningún color, solo un rojo opaco, parecido a una pintura que en su día era carmesí y terminó por gastarse.
Supuestamente estaba preocupado por lo que le pudieran decir, pero en el fondo sentía que era por otra cosa.
Notó como Lilith le miraba y se contenía. Puso una mueca de "no sé si huir a la de ya".

- Sí...He tenido heridas mucho peores.

Tranaleil andaba lentamente por el pasillo de las habitaciones, con las alas semidesplegadas. Acababa de salir de la caverna del Jefe despues de un pequeña bronca, y sabia que la que le iba a caer ahora a Vaysh iba a ser peor. Posiblemente, esa era el unico minuto de su vida en el que no sentia envidia. Al llegar a la puerta de la habitacion de Vaysh, suspiro y entono el "Porompompero" a base de golpecitos en la puerta.
-Bipolar, ¿se puede?. Si has matado a alguien, no hace falta que escondas el cadaver en el armario, que ya hay confianza.

- C-Claro...Se nota que estás mejor...-miró a otro lado y suspiró.

Este encuentro con un chico podría decirse que fue el peor de todos. Empezaba a ponerse nerviosa sin recurrir a sus métodos de seducción, se sentía muy rara y no paraba de jugar con un mechón de pelo hasta que tocaron la puerta y pegó un grito.

Maralia asaltó a Tranaeil por la espalda
- Tu también vienes a ver al idiota digo... a Vaysh?
preguntó sin demasiada curiosidad, nada más por cortesía.

-¿Te sucede algo, Lilith...? Estás... rara. - Ladeó la cabeza, con gesto de no entender que le sucedia.

Vio entrar a Tranareil y le acribilló con la mirada, para luego ver entrar a Maralia.

- Eh, es mi habitación, no la disco...¿A qué has venido, Tranaralarita?...- Giró la cabeza automáticamente al escuchar a Maralia -¡NO ME LLAMES IDIOTA! - Respondió, dando un salto, logrando que se le abriera una herida de forma tonta. - ...Auch.

Definitivamente, estar rodeado de gente, no era lo suyo.

Tranaleil echo la cabeza para atras y miro a Maralia
-Si... aunque no es una visita de placer precisamente, soy un mandao.
El envidioso demonio se giro de nuevo para mirar a Vaysh.
-Vaysh. El Jefe reclama tu presencia. Acompañame.

Maralia se quedó en silencio unos momentos y con un tono de voz burlón, aunque s enotaba que estaba preocupada dijo
-Bueno, ahora lo de Idiota te lo llamara el Jefe.
Y añadió en voz baja
-Buena suerte, idiota

Las pupilas de Vaysh se ensancharon y por un momento notó como la sangre se le helaba.
Intentó aparentar estar lo más tranquilo posible, pero no era cierto.

- Me lo esperaba... - Tragó saliva. Sonrió levemente, por no echarse a correr. - Venga, cuanto antes termine la penuria mejor.
Salió de su cuarto, cabizbajo.

- ¡N-No me pasa nada! ¡Estoy como siempre! -agitó las manos sin sentido y sonrió como bienvenida a Envidia y Pereza.

Suspiró de nuevo y aguantó el aire al oír que el Jefe le llamaba, ella nunca había sido reclamada salvo para que le entregaran su pecado y lo agradecía.

- Buena suerte...-dijo cabizbaja y como un susurro, no le dió tiempo de abrazarlo como de costumbre aunque no tuviera ganas, acabó por abrazar a Maralia.

Kesha estaba delante de la sala de El Jefe, contando billetes, como siempre. Levantaba la vista cada grupo de segundos para ver si venía alguien.
- //Me espero que a El Jefe no le importe...//
Se acababa de poner en un lado de la entrada, pues había escuchado la conversación entre Tranaleil y El Jefe, pensó que cobrándole un "peaje" a Vaysh y a Tranaleil y luego salir huyendo pisando huevos sería una sencilla manera de ganar unas cuantas pelas.

Tranaleil le siguio lentamente, plegando suavemente las alas. Sabia que en esos momentos, la gente normal solia decir cosas como "animo" o ""suerte", pero no se le daba bien lo de animar, asi que se limito a quedarse callado durante el largo camino hacia la cueva del Jefe. Al llegar, suspiro y se detuvo, mirando fijamente la puerta de la cueva..
-Aqui entras tu solito, Bipolar... basicamente por que el Jefe ya me ha chillado una vez y no quiero que me chille otra vez.
El envidioso miro a Kesha.
-Kesha, no creo que te haga ilusion entrar a ti tambien ahi dentro, y lo haras si le chivo al jefe que te estas lucrando a costa de sus castigos.
El demonio suspiro y se giro hacia Ira.
-Bipolar... tu y yo no nos llevamos precisamente bien... pero eres un colega de grupo... y
ante todo, no tengo ganas de que pongan de Ira a alguien peor que tu.
Tranaleil volvio a desplegar las alas y se quedo en el aire, sin llegar a alejarse demasiado.
-Hala, ve para dentro, que se enfada el Jefe.
El demonio salio volando, pero se detuvo
-Suerte, Vaysh.
Tranaleil agito un poco las alas y se alejo con rapidez

Vaysh suspiró fuertemente, no sin lanzarle una mirada, no tan cargada de odio como otras, a Kesha.
De todas formas, no llevaba dinero encima.

- ...Gracias. - Miró resignado al suelo. Tragó saliva, alzó la mirada hacia la puerta y entró, sin demostrar ningún tipo de sentimiento, tan solo la seriedad absoluta. Aunque temblaba, interiormente.

- ¿Me llamaba?

La cueva del Jefe no era un sitio precisamente hospitalario. Una cueva ennegrecida, cuya unica luz provenia de unas antorchas clavadas en las paredes. Las estalactitas y estalacmitas llenaban la cueva, dando la impresion de que si te daba un ataque de hipo te dejabas un ojo ahi clavado. Los rios de lava surcaban alrededor de toda la cueva, provocando un calor infernal (paradojico) en toda la cueva. En el extremo de la cueva contrario a la puerta, sentado en un trono de huesos, El Jefe aguardaba, observando a Vaysh con los ojos inexpresivos.
-Sientate.-dijo, señalando una silla que estaba flotando peligrosamente sobre uno de los pozos de lava. La silla tenia una pinta bastante decrepita, y llevaba varias argollas para agarrar de pies, brazos y alas a quien se sentase en ella.- Ya.

Vaysh no pudo evitar temblar notablemente.
El calor era horrible, la cueva en sí, atemorizante, pero lo que más le intimidaba era "él".
Simplemente asintió levemente, y se acercó a la silla lo más rápido que pudo.
Voló hacia ella y se acomodó, aunque no fuese precisamente como pisar las nubes.

- Lo que tenga que decírmelo, dígalo rápido...Por favor. - Su voz dudaba. Tragó saliva varias veces, antes de bajar la cabeza.

Sabía que no colaría, pero suspiró de alivio al ver que ninguno de los dos le metió la paliza de su vida. Dio dos o tres paso hacia su habitación, pero frenó de pronto y dio media vuelta, asomando la cabeza por la puerta.
- Hm... Señor Demonio, si va a castigar a Vaysh por lo que pasó, que sepa que se me olvidó lo de la reunión y que no asistí *en verdad, lo que pasó era que el autobús era carísimo, ke~sese...*, además, presencié la pelea entera, pero no moví un dedo por ayudarle... pensé que si él recibía, yo también debería. -Mientras hablaba, se le notaba el temblor y el nerviosismo, y un pequeño toque de "¡¿por qué no me callo?! Si es que soy gilipuerrrrtas...", además, quería desearle suerte a Vaysh, pero como no le dio tiempo.

El gran demonio espero a que la silla hubiese inmovilizado al chico para empezar con su discurso.
-Vaysh Seveijan. Me han dicho que os habeis encontrado con humanos capaces de dañar el alma de un demonio. Y que no solo has permitido que te dañen gravemente, si no que has dejado vivo a uno de esos engendros.
El Jefe se giro hacia la puerta, mirando a Kesha
-¡LARGATE! ¡ESTO NO ES COSA TUYA!
La silla de Vaysh descendio bastante, acercandose peligrosamente a la lava.
-¡EXIJO UNA EXPLICACION!- bramó, provocando que la silla temblase un poco mas y unas gotitas de lava saltasen.- ¡EXIJO SABER POR QUE UN DEMONIO QUE SE SUPONE QUE ES UNO DE MIS MEJORES HOMBRES SE DEJA VAPULEAR POR UNA HUMANA COMO SI FUESE UNA MARIONETA!

Vaysh cerró los ojos fuertemente y apretó la mandíbula.
Esta vez, sí noto como la sangre se le helaba al completo, y no le hacía falta ni imaginarse que tan pálido estaría.
Ahogó un grito en cuanto notó la silla descender, cogiendo aire fuertemente y armándose de valor...y excusas.
- Y-yo... - A pesar de no estar en su lado más "humano", el miedo le invadía. - ¡ELLA ME SALVÓ LA VIDA! ¡NO SÉ QUE SALIÓ MAL, IBA A MATARLA, CUANDO...AGH, JODER! Me atacó, pero no sé porque diablos...evitó que cayese al suelo..., NO LO SÉ!
Vaysh temblaba. Tenía la cabeza hacia abajo, negando de forma automática a medida que hablaba. Había cerrado los ojos de nuevo, y mantenía los puños fuertemente apretados, esperando la respuesta o el final.

El inmenso demonio gruño
-¿QUE TE SALVO LA VIDA? OS MANDO AL MUNDO HUMANO PARA QUE HAGAIS UN SIMPLE RECONOCIMIENTO DEL TERRENO, OS ENCONTRAIS CON UNOS HUMANOS, UNOS SIMPLES HUMANOS... ¿Y ME PONES COMO EXCUSA PARA NO MATARLA QUE TE SALVO LA VIDA?
La silla de Vaysh descendio un poquito mas y se balanceo ligeramente, como si se fuera a descolgar en cualquier momento
-ERES UNA DESHONRA PARA EL INFIERNO Y PARA LOS DEMONIOS. DE SER POR MI, AHORA MISMO CALCINABA TU MALDITA Y ASQUEROSA ALMA EN ESE POZO.
La silla bajo un poco mas, rozando la superficie de la lava, y, logicamente, aumentando el calor alrededor de Vaysh.
-TE DOY UNA ULTIMA OPORTUNIDAD. VE AL MUNDO HUMANO, SIGUE CORROMPIENDO ALMAS, Y MASACRA A ESOS ENGENDROS SI LOS VES. TRIUNFA, Y SEGUIRAS VIVO. FALLAME...
La silla bajo un pelin mas
-Y SERA LO ULTIMO QUE HAGAS EN TU EXISTENCIA COMO DEMONIO. ¿ME FALLARAS?

Vaysh sintió que estaba a punto de romper a llorar.
Se mordió el labio inferior con fuerza, hasta hacerlo sangrar, con tal de evitar que las molestosas lágrimas asomaran.

- N-no eran simples humanos...eran cazademonios...No fue culpa mía...- Su voz era casi un susurro. Casi hubiese sido mejor que la chica le matase allí mismo, a estar en esa situación.

Lanzó un pequeño grito al notar, de nuevo, la silla acercarse a la lava.
- Estaba herido...no podía seguir luchando...Y además...yo...yo...- Su voz se fue haciendo más y más bajita, hasta ser únicamente un susurro que solo los más agudos llegarían a oír- Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento...
Tenía muchísimo calor, lo cual no mejoraba la situación.

Abrió los ojos poco a poco al escuchar las últimas palabras de "él".

Sus ojos, eran otra vez, una mezcla confusa de tonalidades rojas y verdes.

- N-no...N-no...No le fallaré...No...

La silla crujio,y un pequeño resorte se activo provocando que Vaysh saliese disparado por los aires (con mucha elegancia, eso si, se dejara los piños, pero siempre con glamour) hasta estamparse contra el suelo
-MAS TE VALE. AHORA LARGATE, REUNE AL EQUIPO DE INUTILES QUE TE ACOMPAÑAN Y A LOS QUE LES TOCA HACER DE NIÑERA CONTIGO, Y DILES QUE MAÑANA PARTIS OTRA VEZ AL MUNDO HUMANO. Y RECUERDA... UN SOLO FALLO...
La silla, ahora vacia, se precipito contra el pozo de lava, ardiendo y hundiendose poco a poco.
-Largate. Y dile a Avaricia que si sigue haciendo negocios a mi costa, tendre una charla con el. ¡FUERA!

Vaysh logró alzar las alas a última hora, antes de chocar contra el suelo, no sin no poder evitar que sus manos se rasparan contra el.

Enmudeció, únicamente se molestó en ponerse de pie velozmente y caminar hacia la salida como alma que lleva el diablo...y nunca mejor dicho.

-Entendido...entendido...entendido... - Se le erizó el pelo al ver la silla fundirse con la lava.
Se apresuró en salir de la sala, no sin un portazo de por medio.
Una vez fuera, se apoyó contra la puerta y se palpó la frente con nerviosismo. Había dibujada una mueca, de entre miedo, rabia e impotencia en su cara.
Sus labios automáticamente escribieron...
"Tengo...que...matarla"